Una de las cosas interesantes que notas cuando visitas México son los sonidos. Todos los sonidos. Primero, escucharás a los perros: en los balcones, en los techos, en las calles que, por las noches, comienzan a ladrar.
Otros sonidos son producidos por la gente. Sí, lo sé ¿quién no ha escuchado a sus vecinos hablar, cantar, etc.? Pero, además, están aquellos sonidos que no provienen de las personas que viven a tu alrededor. Déjame preguntarte, ¿has escuchado los sonidos de…
- …el hombre que vende camotes?
- … la persona que vende gas?
- … el tipo con su carrito-bicicleta que pasa gritando que tiene agua a la venta?
- … los carros que circulan por la ciudad que te compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas, o algo de fierro viejo?
No lo creo. Lo mismo ocurre con el “panadero con el pan” que recorre las calles de Manzanillo vendiéndote el pan más fresco. También el que maneja vendiendo los “Bolillos De Manzanillo”, los cuales nos indica que son calientes y frescos.
Siempre hay ruido aquí, si no es el sonido de cualquiera de los servicios mencionados, es probablemente de algún otro que olvidé mencionar. Como el famoso servicio de entrega a domicilio, quien al llegar a tu puerta, toca la bocina para que te apresures a bajar y recoger tu comida.