Nordimex V: COVID

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NOTA: LA VERSIÓN ORIGINAL DE ESTE ARTÍCULO ES DEL 2022.

El COVID ha golpeado fuerte en México.

Han sido duros los años desde que comenzó esta pandemia. Hemos pasado por oleadas tras oleadas de infecciones, vacunándonos una y otra vez, esperando que el final de todo esto esté cerca.

Cuando viajamos a México, el Omicrón recién brotaba en Europa. Volamos por Ámsterdam el día después de que apareciera el virus en un avión, que llegaba a los Países Bajos, desde Sudáfrica. Sabíamos que iba a ser una ola grande. Pero para que llegara a México, la ola tardaría hasta principios de enero para extenderse desde Europa y cruzar el charco, hasta las Américas. Ha habido un gran aumento en los casos, en decenas de miles, sólo podemos esperar que existan cantidad suficiente de vacunas para que las personas no se vean demasiado afectadas.

Lo que me ha sorprendido es la diferencia de enfoque para atender la pandemia en México, en comparación con Islandia. Ahí, donde vayas, ves gente con cubrebocas y así ha sido desde los primeros días. La gente usa el cubrebocas, tanto en interiores, como en las calles. Tiendas y centros comerciales cuentan con la precaución de tomar la temperatura a las personas, evitando el contagio dentro de los establecimientos. Mis pies se están adaptando a pisar los miles de tapetes con alcohol para “limpiar” el virus de mis pies, como si fuera arrastrando con ellos a ese diablillo.

¿Funcionan todas estas medidas?

Estos procedimientos (medir la temperatura, por ejemplo) realmente se han vuelto obsoletos, puesto que las personas pasan a toda velocidad y sólo levantan el brazo hacia el dispositivo de medición, mientras que este, arroja con frecuencia "35.5°C". Algunas de estas cosas parecen hacerse por rutina, pues, en ocasiones, no hay un oficial de seguridad supervisando las pruebas, lo que permite que las personas con fiebre alta entren sin mayor problema.

México ha tenido muchos miles de casos durante la pandemia y, lamentablemente, también muchas muertes. Islandia tiene la suerte, en ese aspecto, de que se ha logrado evitar más muertes, por supuesto, muchas más se hubiesen evitado si existiera mayor precaución. Pero, al final del día, seguimos siendo humanos, en un mundo globalizado, por lo que detener este virus está demostrando ser un verdadero desafío. Por supuesto, otro factor es que Islandia es un país muy rico, donde el habitante promedio no tiene que salir todas las mañanas a juntar dinero para poder brindarle a su familia una cena calentita, esa misma noche.

Realmente espero que la pandemia comience a desvanecerse pronto, mientras más personas son vacunadas contra este virus. Esperemos que desciendan los casos, para que podamos volver a algún tipo de normalidad.

Lo mejor que podemos hacer es unirnos, como comunidad, para poder erradicarlo.

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