Desde que comenzó la pandemia he estado trabajando desde casa. Soy muy afortunado de que la naturaleza de mi trabajo me permita hacer la mayoría (sino es que todas) mis tareas desde casa, o en cualquier parte del mundo. Por lo tanto, mientras estoy en México, también he estado trabajando, ¡a través del poder de Internet!
Dependiendo de la zona en la que te encuentres, trabajar desde casa en México es posible. La ciudad es una bestia enorme y, siendo el gran centro económico que es, sus residentes están conectados al Internet a través de la red de fibra óptica. Sin embargo, este no es el caso de México en general, ya que muchos hogares están completamente sin Internet o todavía usan la antigua conexión de banda ancha. Por lo que navegar por Internet, incluso hasta el día de hoy, es difícil y lento.
Como he mencionado, en la Ciudad de México en donde estoy, me conecto usando la fibra óptica de Carlos Slim, hasta llegar a Islandia, con el WiFi de 5GHz del apartamento llegando a 50 Mbps, una velocidad decente. Nota bene: esta conexión de fibra tiene una velocidad máxima de 100 Mbps, aunque otras compañías ofrecen velocidades aún mayores. Y ahí es donde las comparaciones con Islandia te llegan de golpe, debo decir. El precio del internet aquí en México es digamos…entiendo el por qué Carlos Slim es multimillonario. El precio de una buena conexión a internet, por medio de una de las empresas más grandes de México, es básicamente el mismo que el precio de una conexión similar en Islandia. ¡En un país donde el ingreso promedio es mucho menor que la mitad de lo que es en mi país!
Además del precio de Internet y dejando de lado los cortes ocasionales, ya sea por una fuerte tormenta, o cuando alguien decide excavar cerca del cableado fuera de la casa, la disponibilidad de Internet es bastante buena. Al menos, permite, de una u otra forma, una población más interconectada y la facilidad de trabajar desde casa.