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Antes de que las inteligencias artificiales causaran los últimos revuelos de estas últimas semanas, se me había ocurrido hacer un video para el canal de Youtube de este blog. En el (doy cuenta de ello, por si decido publicar primero este texto), hablaba de una nota que trascendió sobre un famoso modelo de lenguaje que causó revuelo (omitiré el nombre para que Google Analytics no haga bien su trabajo) ya que la compañía a su cargo seleccionó el islandés como su segundo idioma a aprender. Al enterarme de la noticia me causó gracia por diversas razones: la primera porque justo este mes (marzo) había decidido que me centraría en estudiar islandés para aprovechar mi tiempo libre entre que recibo correcciones de mi tesis y descanso en lo que mi bebé crece dentro de mí; también, porque en algún momento le mencioné a A. que no había forma de aprender islandés, le aseguraba que con todas las reglas y, sobre todo, las excepciones, ni una inteligencia artificial podría aprenderlo (a menos que fuese programada por un equipo islandés, claro está). La noticia me cayó como balde de agua fría, una aquí tratando de entender las declinaciones y una inteligencia artificial (nombre que pienso debatir en otro momento) ha llegado supuestamente a entender este idioma sin problema. En el video, mencionaba yo que en el futuro, existiría alguna manera de entablar una conversación en mi idioma y que algo- un aparato, un implante o algún otro cacharro- traduciría lo que estoy diciendo a tiempo real y con mi propia voz (nada más chequen los audios de deep fakes). Pero, ciertamente, nunca me imaginé que ese futuro estuviera tan cerca de nosotros.
¿Sería prudente dedicarle ya mi tiempo a otras cosas?
Entre que el mundo decide qué tan Orwelliano quiere seguir haciendo las cosas, yo me mantengo en lo propio. Entonces, pensé que quizás podría abrazar a esta nueva tecnología y ver si podría serme de utilidad. Al final de cuentas, ese es el supuesto propósito de ella. Pensaba que documentar si es que la versión que está disponible al público de manera gratuita, era lo suficientemente capaz de ayudarme con mis estudios del islandés. Si ella ha logrado descifrar el código, pues qué mejor que aprovecharlo. No sin antes, empezar por lo que sí sé: español.
No me considero una experta, a duras penas pongo las comas donde deben de ir, pero también sé que hay reglas y minucias del lenguaje que sí conozco a la perfección, puesto que, como verán aquí, me gusta escribir. Más allá de las reglas gramaticales o de la sintaxis, para mí, el conocimiento pleno de un lenguaje, poco tiene que ver con el correcto uso del diccionario, sino con la forma de emplearlo en la vida cotidiana. Es decir, el proceso de la comunicación. Según tengo un título que avala mi conocimiento sobre el tema, por lo que no es de sorprender que esto sea de mi interés. Y aún cayendo más a la profundidad del asunto, para mí, fuera de toda condecoración académica, la forma de saber si se entiende un idioma, la más obvia, la más certera es si te puedes reír de un chiste. Qué mejor contar uno y hacer reír a los demás.
El humor tiene todos los componentes más interesantes del lenguaje: el doble sentido, el uso de la fonética, las formas de entender el mundo, lo que se naturaliza, lo que se estigmatiza…Umberto Eco apuntaba que esto no tiene un sentido universal. Y cómo podría serlo, si el humor cambia contextualmente. Tristes nuestros tiempos en los que no se entienda que lo que nos hace reír es una forma de catarsis, una forma de señalar el absurdo, aunque eso resulte ofensivo. Pero eso es tema para otro momento. Acá lo que les cuento es que, precisamente, lo primero que le pedí a la mal llamada inteligencia artificial fue un chiste. Su chiste fue un jueguito sonso de palabras. Reitero para el lector adormilado, el humor es contextual, los chistoretes bobalicones del “artificio del lenguaje” no tienen nada que ver con el sentido del humor que he desarrollado, quizás por eso, a mí no me causen la mayor gracia. Quizás a su programador sí.
Pensaba en un tipo de humor característico del mexicano y se me ocurrió preguntarle sobre el albur. Antes de que nos rasguemos las vestiduras por lo que acá voy a comentar, quiero señalar lo siguiente: estoy consciente de que el albur es un juego de palabras que puede ser bastante ofensivo por las connotaciones que de ahí se desprenden. Sin embargo, forma parte de la cultura mexicana, se ha estudiado (Octavio Paz y Carlos Monsiváis le dedicaron varios renglones) y merece ser entendido dentro del contexto social mexicano para comprender muchas minucias de lo que es considerado humorístico en México. Evidentemente, el albur es una de las tantas manifestaciones de la comedia en nuestro país, por lo que podría preguntarle cualquier otra cosa (un chiste de Pepito, por ejemplo). No obstante, en su momento, traté de explicarle el albur a A., incluso con mi familia hemos emprendido la ardua tarea de explicar este tipo de juego de palabras y, aunque A. entiende más o menos el concepto como “double entendre”, no es algo que necesariamente le haga reír. No lo culpo, lo he dicho muchas veces, a mi no me causa mucha gracia el humor islandés (excepto Hugleikur Dagsson, quizás por lo profano). Si pudiese traducir un albur, o un chiste al islandés, no de manera literal, sino usando el idioma y las características culturales para que A. entienda lo que nos puede causar gracia, sería más útil que encontrar el correcto uso del í y á. Al menos, para mi propio goce.
Le pedí un ejemplo de albur. La inteligencia me arrojó un texto. Del cual quedé impactada. Ya antes había escuchado hablar de los experimentos de hacer sonetos con personajes políticos de izquierda y derecha, a los que la inteligencia les dedicaba versos a unos (los de izquierda) y de otros se mostraba contrariada (los de derecha). Para el tiempo en el que escribo estas líneas, han salido diversos nombres para frenar a dicha inteligencia (específicamente el desarrollo de su siguiente versión) por seis meses. Ellon Musk, Steve Wozniak, entre otros. Slavoj Zizek ya lo anticipaba:
“El verdadero peligro, entonces, no es que la gente tome a un chatbot por una persona real; es que comunicarse con los chatbots haga que las personas reales hablen como chatbots, pasando por alto todos los matices y las ironías, diciendo obsesivamente y con precisión lo que creen que quieren decir.”
No, el modelo de lenguaje no me quiso dar un ejemplo. En su lugar me explicó que esto podría resultar ofensivo. ¿Esto no es un tipo de censura? En esta llamada era digital, nos hemos acostumbrado a aceptar las ocurrencias de las compañías que nos ofrecen sus servicios. Ejemplos hay varios: Facebook censurando obras de arte, Instagram censurando pezones, o Youtube no permitiendo el uso de la palabra “COVID”. La supuesta inteligencia me explica que está programada para ser neutral, tomando en cuenta las sensibilidades del usuario. Si ustedes visitan el artículo de la Wikipedia sobre el albur, encontrarán no sólo ejemplos de albur, sino una clara evidencia de la manera de informar de manera imparcial y neutra. El artículo señala claramente la crítica que se le ha hecho a esta práctica, pero también ofrece ejemplos, información histórica, etc. Un cúmulo de datos para que, quien está buscando dicha información, use su criterio a modo. Pero no para los programadores de la dichosa I.A. Para ellos, son ellos mismos los que deben dictar dicho criterio.
Entiendo, a grandes rasgos, cómo funciona la inteligencia. Aún así le pregunté sobre su supuesto entrenamiento (palabra seleccionada por ella misma). Los datos que recaba vienen de numerosas fuentes, mismas que, según ella, están escritos en su mayoría en inglés. Esto no nos debería de sorprender en lo más mínimo, así es como se ha ido construyendo el internet y su cultura. La cultura americana es la imperante, comprobando su poder hegemónico, al menos, del lado Occidental de las cosas. Ya tiene un tiempo, desde que el mundo se ha globalizado, que los demás países adoptamos las ideas que provienen de la llamada tierra de la libertad (o de los libres, según se quiera traducir). Cada que alguien cuestiona la cultura gringa, tendría que volcarse a ver los medios. Ahí está todo. Todos, de alguna forma u otra, hemos visto la realidad a través de su lente. Y, quizás lo más lamentable, lo reproducimos tal cual. De manera acrítica. Así como el modelito reproduce lo que sus programadores le han insinuado: darme un ejemplo de albur es ofensivo, punto. Fin.
La comedia no está muriendo, pero sufre, porque sólo una impera en las mentes inocentes de nuestros tiempos. Hay un sentido compartido de pensar que la virtud existe para quien no ofende. He ahí lo que personalmente encuentro ofensivo. El agravio que le hacemos a nuestras propios matices culturales, al aceptar que se corten de tajo con las ideas de UNA forma de ver el mundo. ¿Dónde dicen que está la diversidad de nuestros tiempos? En la maestría lo observaba de manera chusca. Sobre todo porque el título nobiliario al que me haré acreedora por mi trayecto en las aulas dice: “Literatura, Cultura y Medios”. ¿Cuál literatura?, ¿qué cultura? y ¿por qué medios?, siguen siendo interrogantes que aún trato de descifrar. Mis profesoras americanas tenían unos modos que no tenían las islandesas. Hasta en la forma de evaluar esto era evidente. La rigidez de ver la vida desde una cara del dado. Curiosamente, una de ellas, en su seminario sobre “poscolonialismo” (tema que por cierto, se notaba a leguas que apenas y lo dominaba) nos pondría a ver una Ted Talk (ya de entrada, la insinuación que estas ponencias sean parte de la academia es lamentable) de Chimamanda Ngozi Adichie quien criticaba el problema de la historia única o “Single Story”. Misma maestra que asumía que, en un grupo de estudiantes provenientes de todas partes y de un rango de edad amplio, aquellos lastimosos sucesos del 2001 en Estados Unidos eran un evento compartido de la misma forma por todos.
Esta falta de sensibilidad por las peculiaridades de una cultura, a mi parecer, se han ido perdiendo. Me recuerdan a ese encontronazo de Robert Downey Jr. y González Iñarritu. Para unos, los superhéroes tienen cabida en la cultura, para otros son una muestra de la decadencia actual. Hay pruebas en Tik Tok, donde la juventud ofende y se desofende, sin tomar en cuenta nada. Hay que sanitizarlo todo. Pero, ¿de dónde viene esta falta de comprensión?, ¿tendrá relación en esa supuesta falta de conocimiento geográfico de cierta nación? No me voy a desviar, el punto es que, la “inteligencia” encuentra ofensiva una expresión de la cultura popular mexicana. Misma que ha sido lenguaje de los de abajo, una forma de “resistencia cultural”. Realidad que una compañía parece encontrar ofensiva. Ante eso, queda pues volcarse a lo mismo. La reina del albur, Lourdes Ruiz, “La verdolaga enmascarada”, lo decía firmemente:
“Nos hemos olvidado de reír, y el humor siempre es bueno para ironizar el horror citadino. La vida no hay que tomarla tan en serio”.
Como migrante, mi lenguaje es una de las formas de sostenerme en medio de la nada. Es un respiro encontrarme con aquellas clases en español en la maestría, a compañeros de otros países de habla hispana, nos entendemos pese a que de cuando en cuando, hay que explicar una expresión que nos/les es ajena; con el contenido que puedo disfrutar en mi idioma cuando ya no quiero repensar. La risa es uno de mis métodos de regresar a México (el más barato por cierto) y por eso, le he dedicado un tiempo a indagar en aquello que me hace reír. Pero son tiempos asépticos. De puritanos tras los teclados. De nuevas inquisiciones. Del oscurantismo de las opiniones. Bajo esta trinchera, no queda de otra más que dejar que la máquina haga lo suyo. Que se adapte, que aprenda. Querido chat, bienvenido a este reino que estás creando, que se siente cada vez más como un purgatorio.
Aquí te dejo el ejemplo: A la larga te acostumbras.
Algunas referencias mal citadas
- https://www.clarin.com/cultura/slavoj-zizek-inteligencia-artificial-peligro-tomar-chatbot-persona-personas-hablen-chatbots-_0_UGO4aDdnqs.html
- https://www.sinembargo.mx/21-06-2013/655293
- https://www.univision.com/entretenimiento/cine-y-series/robert-downey-jr-insulto-a-alejandro-gonzalez-inarritu-superheroes