De nuestra pasada entrega, vamos a dar un salto en el tiempo, pero seguimos en las calles del centro de Reykjavík. De pronto, los colores pasteles se derriten para dar paso al concreto y espato islandés de los edificios de los que hoy hablaremos. He de confesar que estos edificios son parte de la inspiración de esta serie, porque desde que vine la primera vez, esta calle me llamó mucho la atención. Pero, retrocedamos un poco.
¿Qué es el funcionalismo?
Vamos, esta no es una lección de Arquitectura porque no tengo ninguna credencial que me respalde, pero lo que sí es que me gusta buscar datos curiosos. Lo que uno tiene que entender es que esta teoría establece que el uso que tendrán las construcciones son lo importante, en corto, su función. Nada de adornos, nada de entradas enormes porque se me dio la gana, nada de derroche. Lo importante es lo utilitario. Punto.
Este movimiento arquitectónico llegaría a Islandia en los años 30’s, luego de la revolución arquitectónica de Guðjón Samúelsson, de quien ya hablaremos en otro momento, pues él merece un espacio para toda su prolífica obra. Lo único que hay que resaltar es que, para este entonces, el cemento ya había sido introducido en la construcción y que Samúelsson había dado un estilo propio a la arquitectura de la isla.
Y entonces llegó Einar Sveinsson
Einar Sveinsson fue un arquitecto que le fue asignada la tarea de diseñar la ciudad de Reykjavík de 1934 a 1973, y básicamente, gracias a él se le debe mucho de los conceptos en el diseño de las residencias y construcciones de uso público en Islandia. Sveinsson estudió en Alemania, de donde tomó influencias del estilo Bauhaus y el ya mencionado, funcionalismo. Una de sus tareas fue la construcción de los primeros departamentos o multifamiliares. Sin embargo, no todos los elementos del funcionalismo podían ser aplicados como tal en Islandia, dadas las condiciones geográficas. Y he ahí el encanto del diseño de Sveinsson.
Por ejemplo, el uso de una capa de rocas islandesas en las paredes de concreto en el exterior. O el diseño de los techos, ya que adecuó la norma funcionalista, las cuales decían que los techos debían ser planos, a las condiciones islandesas, elevándolos de tal forma que pudieran durar y resistir el invierno. Otro de los grandes aportes de Sveinsson fue el del interior de los departamentos. Utilizando unos estudios sobre diseño y arquitectura, los cuales concluían que entre más angosto es el departamento se utilizará mejor la luz del sol en las habitaciones, diseñó los departamentos de 9.5 m de ancho, especificando que todas las habitaciones tuvieran ventanas; introdujo las ventanas del tipo “L” y los balcones con forma de arco. Según la Wikipedia, en su momento, estas construcciones fueron criticadas por ser costosas, pero hoy en día sobreviven sin realmente ser renovadas, por lo que demuestran la calidad a largo plazo. Estas construcciones han sido protegidas por el gobierno islandés desde 2010 y su exterior no puede ser modificado sin su permiso, ya que forma parte del patrimonio cultural del país. Disfruten la galería en esta entrega.