Cincuenta y dos

El atardecer

¡Hoy cumplimos un año de mudarnos a Islandia! Todo empezó a finales del 2018 en Suecia, la idea era establecernos para diciembre del 2019. Pero, los pormenores de la hazaña nos hicieron acelerar el proceso. Para mayo, habíamos logrado traer nuestras pertenencias en dos pallets de dos metros de altura. Lo que no cupo, lo donamos a la caridad. Regresé a México. Entre papeleos y papeles, filas y filas. Entre tanto, aprovechamos para pasear, visitar a la familia, los amigos. El sol, el mar, los pueblitos. Luego de tres meses regresamos, un día como hoy, a empezar la nueva vida.

Para A. ha sido un reencuentro, ver los cambios en la ciudad, las nuevas zonas residenciales, ahí en donde antes solía jugar de niño; el cambio de actitud en la gente, ahora que la economía ha sido sanada; conocer su país, ahora como adulto. Para mí, han sido muchos descubrimientos. El mayor es el de notar las similitudes culturales que nos atan, y las grandes diferencias que hay respecto con la cultura sueca. No ha sido enteramente complicado, pero tampoco ha sido fácil. Mucho más cuando parte de este recorrido ha sido marcado por eventos personales duros y qué decir de la pandemia que aún seguimos soportando.

También, he cumplido un año de textos publicados en este sitio. Tal vez eso no sea de interés público, ni mucho menos, pero es digno de celebrar. El sitio empezó porque , en Suecia, me pasaban cosas chuscas y curiosas o me enteraba de datos interesantes, que a veces se me olvidaba a quién se lo contaba. Poco a poco, este rincón del internet ha ido formando una idea mucho más sólida de la que espero, algún día, saber cuál es su verdadero fin. Por lo mientras sigue siendo un sinsentido más del internet.

Y como buen sin sentido, les voy a contar algo más, que no tiene nada que ver. Una anécdota que leí antes de llegar a Islandia el libro Axolotiada. Roger Bartra propone la imagen del axolote como representación de la identidad nacional del mexicano. La anécdota cuenta que en 1864 se enviaron ejemplares de la especie a París, donde científicos franceses pretendían clasificar a la que suponían era una larva de la salamandra. Quedaron estupefactos ante extraño y complejo animal, al descubrir que, en territorio parisino, los anfibios no sólo se reprodujeron (lo cual era debatido en aquel entonces ) además, únicamente las crías se metamorfosearon en salamandras adultas, pese a que los padres permanecieron como axolotes.

Esta anécdota la retomo para decirles que, a partir del siguiente texto (el cual aún no tiene fecha de entrega) el sitio tendrá algunos cambios, que reflejan las novedades entrando a este segundo año en territorio islandés. Empiezo una aventura académica, además de enfrentarme de nuevo a la burocracia para renovar el famoso permiso de residencia. Y lo que surja en el camino. Pese a los cambios, los nuevos aires, las nuevas aguas, sigamos más de axolotes que de salamandras.

¡Nos vemos luego, en el 53!

Fuente:

  • Roger Bartra (2011) Axolotiada. Vida y mito de un anfibio mexicano, Fondo de Cultura Económica / Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
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