Hace un rato que no escribo propiamente para el sitio, ya que he estado preparando algunos cambios dentro y fuera de él. Este año se volvió un cúmulo de transiciones: terminaría la pandemia, volveríamos a viajar, cumpliría treinta años, seis de vivir fuera de México, tres en Islandia, renovaría mi visa al tiempo que podía votar en las elecciones de Suecia (un dato bastante curioso)...
He venido comentando, desde hace unos meses, que estoy en el proceso de terminar mi tesis de maestría. Una investigación que mezcla muchas de las cosas que han marcado mis últimos diez años. Tal parece que eso es el 2022 en mi vida: la culminación de cosas que empezaron hace casi 10 años atrás. Pero, es quizás este blog una de las “cosas” en las que se ha dado constancia a esa serie de transformaciones. Por una parte, he dejado de escribir frecuentemente porque estoy trabajando en mi proyecto de titulación, lo cual me pone a redactar y redactar, además de leer y leer y lo último que quiero es pasar más tiempo frente a la computadora. Lo que había empezado como un blog personal, se fue tornando en un sitio de curiosidades que me encontraba en mi andar por Islandia. Y por otro lado, intenté llevar el contenido del sitio a la plataforma de Youtube. Paradójicamente, el sitio empezó a despuntar en visitas, lo cual me ha hecho dudar si es demasiado tarde para migrar a la plataforma de videos y si es que el contenido en ese formato encontrará también audiencia por allá.
De mi experiencia en video, en tres meses, aprendí mucho, por el momento tomé una pausa de todo para dar el último empujón a mi tesis que está avanzando, lento pero seguro. Youtube es un medio muy extraño, al que aún no termino de entender, en especial en estos momentos en los que muchas de las redes sociales están priorizando el formato de videos cortos (Shorts) a la usanza de Tik Tok. Esto representa otro tipo de enfoque, del que quizás no quiero ser partícipe por completo. Ya nos iremos adecuando...
Estos tres años, La Ísland pasó de ser “mi blog” a ser “un sinsentido de internet”. Porque en realidad, no sabría cómo definirlo. Por ahí alguien quería entender las razones por las que empecé esto, o la maestría, o el canal de Youtube. Es simple. Hay cosas que existen así, carentes de significado, sin explicaciones, y sus significados son relativos a un contexto, por ende se puede admitir la multiplicidad de “sentidos”. O la falta de uno. En específico sobre La Ísland, lo he tratado de definir en negativo “No es un sitio turístico, no es un blog”. Lo he tratado de definir con un slogan “Todo lo querías saber sobre Islandia y lo que nadie preguntó sobre mí”, que se transformó en “Lo que nadie preguntó sobre Islandia”, ya que con el tiempo dejé de hablar de mí, es decir, mi experiencia y me enfoqué en lo que Islandia piensa de sí misma, a través de su cultura.
¿Y en qué se convirtió todo esto?
Últimamente, me gusta pensar que, más que un blog personal, es un sitio de divulgación cultural pero eso es mucho fanfarroneo, sobre todo cuando aún sigo escribiendo algunas cosas a partir de mi propia experiencia. No obstante, ese es el camino con el que quisiera perfilar el contenido de La Ísland en los próximos meses. Por otra parte, el proyecto de Posdata ha quedado un poco en el olvido, quizás escriba un poco más sobre cine y otras cosas, que creo que podrían también ser de su agrado.