Hablemos de nuestra relación con las imágenes. El cine es una fuente de recursos visuales que influye en nuestra manera de imaginar el mundo. Nos relacionamos con lo que vemos, se vuelven referencias en nuestra vida, parte de nuestro sentido común. La imagen de un objeto, puede ser una metáfora, una construcción simbólica donde lo representado ya no es el objeto en sí (es decir, parte de la realidad), sino lo que aquella imagen nos evoca, un sentimiento, una actitud, o una condición, por mencionar algo.
Diluyamos un poco más el asunto ¿Qué te imaginas cuando lees "vacaciones en Italia"?
Personalmente, me imagino recorriendo Roma en una Vespa mientras suena Volare o alguna otra canción en italiano. Quizás producto de lo que les vengo a platicar, pero me parece que mi ideas sobre Italia están fuertemente influenciadas por las imágenes que los medios me han alimentado (¿será Lizzie McGuire mi fuente principal?). Cabe resaltar que nunca he ido a Italia y si lo hiciera, me gustaría, mínimo, tomar una foto de la célebre motocicleta. Podría hacer una suerte de sondeo, siéntanse con la libertad de hacerme saber sus versiones imaginarias de las vacaciones en Italia (en estos tiempos, la imaginación es la mejor manera de viajar).
Recientemente, Pixar lanzó la película animada llamada Luca, dirigida por Enrico Casarosa. Nos cuenta la historia de un niño/monstruo marino, Luca, que vive cerca de una ciudad italiana de nombre Portorosso (inspirada en el filme de Miyazaki Porco Rosso). Por la curiosidad de conocer la superficie -a través de los artefactos humanos al estilo de Ariel- conoce a Alberto Scorfano, quien, al secarse, le revela una condición que Luca desconocía de sí mismo: la habilidad de volverse humano. Luca y Alberto comienzan una amistad con la excusa de fabricar una Vespa, medio por el que los dos escuincles se aventuran en su búsqueda por conseguir una real.
Y aquí es donde quisiera detenerme, pues fue justamente lo que me hizo reflexionar. ¿Por qué tendemos a asociar a las Vespas como símbolo de lo italiano?, ¿o con el amor romántico?, ¿o con la libertad?
La Vespa, originada en Florencia en 1946, surge a partir de que Enrico Piaggio y Corradino D'Ascanio quisieran diseñar un medio de transporte cómodo y barato. El novedoso diseño del vehículo, que (con mucho ingenio e imaginación) semejaba a una avispa, tenía características heredadas del gusto de D'Ascanio por la aviación. A pesar de todo, las ventas no fueron lo que se anticipaba, hasta que introdujeron los pagos en abonos. Sin lugar a dudas, las ventas de la Vespa se dispararon de la mano de Audrey Hepburn y Gregory Peck con la cinta Roman Holiday (que según la Wikipedia, en hispanoamérica le llamaron “La princesa que quería vivir” 😒 ), convirtiéndose en un símbolo del diseño italiano.
El cine tiende a ser autorreferencial, y nosotros ya nos hemos acostumbrado a ello, sin siquiera tener certeza de dónde se originan los símbolos que se nos presentan en pantalla. Roman Holiday, no sólo nos introduce al imaginario colectivo de Italia, el deambular por las calles montados en una Vespa, visitar el Coliseo y comer gelato, además es una de las películas clásicas de las llamadas comedias románticas. A este punto, supongo que deben saber de qué trata la película, pero si no, les recuerdo
Audrey Hepburn interpreta a Ann, una princesa de una ambigua monarquía europea quien, cansada de la rigurosa vida y los horarios de sus actos reales, como saludar a la gente y dar discursos (seguramente le dolía la mano), decide escaparse luego de que le administraran un fármaco para calmar su berrinche. Al tener un efecto retrasado del medicamento, se encuentra con Joe Bradley, un periodista americano, quien no la reconoce (pese a que al siguiente día tendría una entrevista con la princesa). Bradley sin querer queriendo, la ayuda, aceptando que se quede en su departamento, a pasar la noche. Al enterarse de quién es la misteriosa mujer, y para poder conseguir la nota que tanto le demandaba su jefe, decide convencerla de pasar el día en la bella ciudad italiana. Joe junto con su amigo fotógrafo, Irving Radovich, recorren Roma según los deseos de Ann o Anya, el creativo nombre con el que la princesa oculta su identidad. Y ahí está, la imagen icónica de la -de por sí icónica- Audrey Hepburn y Gregory Peck en una Vespa. Lo que sigue… no se los quiero contar, por el temor de echarles a perder el final si no lo han visto. Lo único que les diré es que sí. Hay un romance.
Luca se sitúa en la época en la que Roman Holiday se realizó, guiñando aquí y allá al cine de Fellini, además de recurrir a varias imágenes que, culturalmente asociamos con lo italiano. Personalmente, mis favoritas son las referencias de la máquina voladora de Leonardo da Vinci, y el póster que se alcanza a ver de La Strada.
¿Luca como una alegoría de lo LGBTQ+?
Así como la Vespa se vuelve el vehículo que facilita la relación entre Ann y Joe, lo mismo sucede con Luca y Alberto. Y quizás la Vespa (entre muchas otras referencias en la película) nos hacen suponer que estamos hablando de otro romance, ahora dentro de la diversidad. Pero, de acuerdo con el propio director, esa no era la intención inicialmente, quién ha descrito la película como una historia de una amistad previo a los romances de adolescente que “lo complican todo”. Quizás me entusiasmaba la idea, como a muchos, que Pixar comenzara a abrir sus puertas a personajes de distintas preferencias, donde la Vespa pudiera seguir siendo la metáfora del amor, como el motor de la relación romántica. Aunque la idea de que sea una película dirigida al público infantil, que no recurra al romance, más que a las relaciones de amistad de los personajes, es siempre buena señal de que algo se ha aprendido en el camino (es decir, que no tenemos que seguir con las mismas narrativas).
Acá la situación sigue en pie…¿ son las Vespas un símbolo de la libertad?
A veces, la libertad se puede alcanzar, por un día, en una Vespa.
Roman Holiday fue escrita por Dalton Trumbo, en la época en la que seguía en la lista negra de Hollywood, incluso ganaría un Óscar, que sería póstumamente restituido el crédito del célebre guionista. En 1960, el simbolismo de la Vespa se transformó, incorporándose a la imagen y medio de transporte de los jóvenes en Inglaterra, en una subcultura conocida como los Mods, quienes adaptaron la motocicleta como objeto distintivo de su identidad. Las Vespas no han sido los únicos referentes simbólicos que tenemos de la libertad, por mucho tiempo hemos asociado a la libertad con la facultad de desplazarnos con facilidad (véase las bicicletas), por lo que estos vehículos resultan la excusa perfecta para hacer un montaje entre el Coliseo y la Piazza di Spagna, para representar el deseo de salir de los quehaceres de la monarquía, o bien, para construir una y aventarse desde una colina, considerablemente alta hacia al mar, para representar esa edad de descubrimientos frente al mundo al rebelarse del núcleo familiar. Las metáforas se pueden ir adecuando a los tiempos, la de Roman Holiday sobrevive en nuestros días, ahora en Disney+, o donde disfrutes del cine de tu confianza.
L.Í.
P.D.[SPOILER] : Hay un guiño casi hasta el final de Luca donde unas viejecitas que comen gelato, revelan su identidad. Para mí es evidente, como diría Juan Gabriel “lo que se ve no se pregunta”.
Las imágenes son de internet: Amazon y DevianArt