Facebook lo anuncia. Asómate a la ventana, que ya han llegado, en pleno septiembre. Con la casa encendida, no ves nada, el cielo esconde algo.
Sal al balcón, desde ahí se ve todo. La serpiente verde que destella. Se enrosca envolviendo con su velo los edificios contiguos. El nivel de magnetismo es alto. Y sabes lo que eso significa.
Es ahora, o nunca. Podrías quedarte hasta que se te secara el pelo. Pero sabes que oportunidades así, son únicas. No esperan ni piden permiso.
Aléjate. Regresa a la penumbra. Estaciónate en medio de la nada. Ahí donde los roedores corren, donde el silencio existe. Donde la oscuridad no es refugio, pero es una gran compañía.
Parece que se disipa. Ya se desvanece. El sacrificio fue inútil. Regresas al auto, necesitas que el calor te devuelva las ganas. Vuelves.
Y de pronto, regresa. Más altiva, más brillante. Saturando de esmeralda la bóveda . Se encorva, se estira. Arpa celestial, de cuerdas centelleantes. Va creciendo, se desbarata y se multiplica.
Se enrolla encima de ti. Te envuelve. Cientos de agujas te perforan. Se te va el aliento.
Te vuelves alma.
Te vuelves hilo.
Te haces cuerda.
Te unes al cosmos.
Eres ahora infinito. Porque al final no eras nada.