Un anuncio en el periódico. Ahí estaba. Setentero y tosco. Las fotos, estratégicamente tomadas, mostraban sus mejores ángulos. Y desde entonces, el balcón nos encantó.
¿Te has enamorado de las posibilidades?
Fuimos a visitarlo. Tenía unos mosaicos rotos, una pared a medias, pintura sin terminar, madera deslavada. Aún así, nos parecía hermoso. El poderlo reparar y hacerlo nuestro. Darle cariño, atenciones, hasta rejuvenecerlo. Como en todas las cosas, el precio era el gran negrito en el arroz.
Pero la vista….
Desde las montañas, hasta el mar. Se puede ver todo. La entrada de la neblina, el viento azotando la ciudad. Los carros que no dejan de transitar. El paso del sol. La nieve que llega a las montañas.
La decisión de los indecisos
Tratamos de convencernos que no era la mejor opción. Que nos costaría trabajo y, sobre todo, dinero el reparar todos sus desperfectos. Que era mucho para nosotros dos, que podríamos encontrar algo a mejor precio… pero la vista, el balcón… eso sí que era difícil de encontrar.
Los datos
Encontrar casa o departamento en Islandia es algo bastante difícil. Para empezar, es CARÍSIMO rentar, por lo que mucha gente prefiere hacer lo que nosotros: comprar. Esta situación ha empeorado desde la introducción de las rentas del tipo de Airbnb, de lo cual se estima que dicha aplicación es la responsable del 15% de incremento en los bienes raíces (icelandmag.is, 2018). Por lo cual, el gobierno islandés monitorea la cantidad de departamentos que se rentan por periodos cortos, pues muchas veces estos eran parte del mercado de departamentos en renta de manera permanente (o rentas largas, pues). Desde la crisis financiera del 2008, Islandia ha implementado nuevas regulaciones para reducir el riesgo de padecer algo similar en el sector inmobiliario, ya que muchas personas se quedaron atrapadas con una casa sin vender y con la deuda de una casa sin comprar.
Esto es debido a que las casas y departamentos que están a la venta entran en una suerte de regateo. Si por decir, el departamento de tus sueños está en 60 millones anunciado, pero resulta que el lugar está valuado en 50 millones, pues tú puedes ofrecer (por decir una cifra) 53 millones. Luego, el vendedor te dará una contraoferta de 56 millones. Y así, hasta que el vendedor tiene el precio más cercano a sus necesidades. ¡Ah, casi lo olvido! al tiempo que tú haces una oferta, habrá otras personas que también pueden ofrecer y pues esto ya se volvió una subasta (¡pásele, pásele güerita!). Entonces un departamento puede ser vendido al precio del anuncio o mucho más barato, todo depende de las características de este (la ubicación, los servicios, el año de la construcción, etc.).
Ahora, para comprar hay distintos tipos de préstamos, desde los que otorgan los sindicatos, hasta los que dan los bancos. Todo esto, claro está son para departamentos y casas ya construidas, porque también existe la posibilidad de construir tu nidito de amor desde cero, y para ello, hay menos apoyos y préstamos, o al menos los que sé que hay son bajo condiciones y reglas muy específicas.
El resultado…
Luego de pintar, tumbar una pared, poner piso, y subir muebles en la angosta escalera hasta el tercer piso, aún nos falta mucho MUCHO por tener el departamento como lo queremos, pero, al menos, ya podemos amanecer viendo esto todos los días.