La vida del migrante nunca es fácil
es un laberinto de oficinas,
de correos,
obstáculos hechos de tinta y papel.
Dicen que ya no eres de ahí, cuando
estás allá
que no eres de acá, cuando estás aquí
Ser y estar, son actos performativos.
Buscas en el desierto un refugio,
miradas en el espejo,
paisajes de espejismos,
un oasis que te llene de esperanza.
Ahí, bajo la sombra de la palmera,
rellenas el cántaro de lágrimas,
para beberlas como jarabe,
remedio para seguir tu camino.
La vida del migrante nunca es fácil,
es el purgatorio de quien deambula,
de quien camina sin rumbo fijo,
del perpetuo transitar.
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