22 cosas que hacer en Islandia en 2022

Antes que nada feliz año 2022. Les deseo un año lleno de salud, prosperidad y buenos momentos. Estos últimos años han sido difíciles, espero que lo que venga sea mucho más apacible.

A lo que nos truje, Chencha.

Esta lista no es una recomendación en sí. Es más una lista de mis propósitos personales de cosas que me gustaría realizar en Islandia, ya que, siendo honestos, es poco probable que pueda viajar este año a un lugar fuera de Islandia ¿La razón? Ahorita mismo me encuentro fuera, en tierra azteca, y estaré un rato más, por lo que en el año, no creo tener las vacaciones suficientes para ir a otro lugar, además, de los tiempos pandémicos. Por lo tanto, me propuse hacer una lista que recopila las cosas que me gustaría hacer, las que no he hecho, las que he evitado y las que son un relleno para llegar al número veintidós. Juzguen ustedes

Primo hermano del Blue Lagoon, Sky Lagoon es una nueva propuesta de spa y retiros acuáticos en Islandia. Curiosamente de toda la lista es la que es más probable que sí realice, ya que, como regalo de navidad en mi trabajo, me dieron un súper descuento para visitar esta nueva atracción turística. Esperen mi reporte para entonces.

Desde que llegué a la isla, he pensado volver a visitar las famosas islas al sur del país. En 2015 lo hice, junto con A. y sus amigos para asistir al famoso festival Þjóðhátíð, pero me gustaría hacerlo para recorrer el lugar, esta vez en plan tranquis.

El año pasado, a mi parecer, fue un terrible verano en la capital de Islandia. No hubo mucho sol, o al menos no en la cantidad que a mí me hubiese gustado. Espero que este año, aunque sea una vez el sol se asome para poder tener una excusa perfecta para ir a visitar Nauthólsvík. Una playa que es calentada con agua geotérmica.

Entre cosas personales, la pandemia, el trabajo y demás, creo que no he podido adentrarme al país y su cultura tanto como a mí me gustase. He tomado la decisión ejecutiva de adentrarme de distintas maneras, y espero, de todo eso, conocer más personas locales y, por qué no, no tan locales.

Me encantaría visitar nuevos lugares para comer. Y, como a veces sí juzgo el libro por su portada, me gustaría ir al Skalinn Diner, en Egilsstaðir.

Desde que se mencionó por la famosa película de Eurovisión, hasta por un paseo en el que casi, CASI, llegamos a Húsavík pero, por los caprichos del clima, decidimos regresar, por lo que me quedó el pendiente de visitar el pueblito norteño. Esperemos que sí se logre este nuevo año.

Sí. Quiero nadar. Como contexto, no había nadado tanto en muchos, MUCHOS años. Y estas vacaciones decembrinas, visité la playa de mis años mozos. Tras nadar y nadar, entré en la reflexión de que en Islandia existe una cultura de ir a los balnearios como un lugar de reunión. Entonces, qué mejor lugar para regresar a sentirme como pez en el agua.

Hace unos años, en los que la economía no me lo permitía, vi una canasta en una tienda, con montón de chucherías y curiosidades para hacer un picnic. Desde entonces he querido adoptar el espíritu cottagecore y hacer un picnic al aire libre… aunque sea en mi balcón.

Esta no es mucho mi idea, es más una petición de A. La primera y única vez que he pescado fue en la Marquesa, vamo’ a ver qué tal nos va con esto.

Alguna vez le dije a A. que lo haría. Y llevo alrededor de 8 años sin hacerlo 🤡. Estén pendientes a febrero, el mes en el que se vende en los supermercados de confianza.

Halldór Laxness, Nobel de literatura en 1955, es la visita obligada de los amantes de las letras que visitan Islandia.

Otro lugar al que casi voy, pero por distintas razones no he ido. Este en particular fue porque recién había llegado a Islandia, andábamos de tour hasta llegar a Höfn y… me cansé. Viendo que se ponía nublado y a sabiendas que era una caminata larguita preferí seguir para llegar a cenar en el pequeño pueblito sureño

Si visitas el centro de Reykjavík, en el mero corazón del turismo, podrás ver que hay muchas galerías. Ahora bien, es Islandia. Los precios por un garabato pueden ser descomunales. Pero hay un par de objetos de algunos artistas (específicamente de Hugleikur Dagsson) que no afectan mucho mi economía.

Tal vez lo he mencionado, los islandeses creen (“creen”) en los elfos. Como persona terrateniente, pensé que es importante contribuir al desarrollo inmobiliario para que las míticas criaturas puedan tener un descanso digno.

A falta de un lomito peludo en Islandia (porque tengo los míos en México), podemos visitar un zoológico para acariciar conejos llamado Slakki.

Uno de mis lugares favoritos. Realmente no sé por qué, pero me gusta este museo que te muestra cómo era la vida pasada en Islandia. He ido dos veces, las cuáles he visto distintas exhibiciones. Pero nunca he ido con A. Curiosamente, A. nunca ha ido a visitarlo. 2022 es un buen año para llevarlo a un lugar que, para variar, puedo ser la guía de A.

Gróðurhúsið para los locales. Un hotel que se mira muy guapo, idóneo para una escapadita ya sea de fin de semana o bien en verano.

He ido varias veces a Friðheimar, famoso restaurante que es además un invernadero donde cosechan los tomates de los platillos que te sirven (en particular la sopa de tomate). Irónicamente, lo que más me ha gustado de este bello lugar, es el delicioso pan recién horneado que te ofrecen con tus alimentos.

Aquí podría decir que quisiera ir a un concierto. Pero quizás no se pueda por la pandemia.

Nos gusta la cerveza. Y quisiera llevar a A. por un recorrido etílico ¡Salud!

No conozco el Este de Islandia. El plan es hacer un viaje en auto para completar un gran cacho que desconozco de este bonito país.

Honestamente, no me gusta mucho la idea de ir a caminar en medio de la naturaleza. Pero, hay que intentar hacer un poco de todo ¿Cuál montaña? Una no muy alta ¿Cuándo? Vemos… estén al pendiente de si lo logro