Hay por ahí quienes preguntan por internet (e incluso he sabido de quienes preguntan hasta en las agencias de viajes) que si en Islandia hay iglúes. La duda deja en claro que hay quienes necesitan retomar las clases de la formación básica, pero no deja de ser bastante chusca. De igual forma es común escuchar que los islandeses se mofen de quienes esperan encontrar pingüinos en la isla y que esperan ver invierno perpetuo, incluso en verano. Y si de grandes confusiones, es también común escuchar a aquellos que se refieren a la tierra de hielo y fuego como Irlanda. Pero, algunas confusiones podrían tener una historia interesante de por medio, ya nos adelantaba Freud que no existen las coincidencias en esta vida. Y eso les vengo a contar.
Hace algunos ayeres, mientras estudiaba en el sitio icelandiconline me encontré con una historia bastante peculiar, la de Ólöf Sölvadóttir. Ólöf no sólo ha inspirado esta nueva sección para encontrar, a través de la historia, mujeres que sean interesantes, además su historia me ha abierto los ojos a entender a Islandia desde otro enfoque. Entender el país desde lo que el país me cuenta, partiendo casi desde cero. Islandia sobre Islandia, así le llamo. Desde que me topé con su historia, hace más de un año, he tratado de encontrar el libro que detalla la vida de esta mujer. No fue fácil, pero una vez que lo tuve en mis manos no pude detenerme hasta saber qué fue de ella.
Ólöf nació en 1857, de una familia que, a causa de los infortunios económicos que atravesaba la isla, decidió emigrar a América. En aquel entonces, Islandia se encontraba bajo el yugo danés, y pese a los intentos por independizarse, no habían conseguido cambio alguno. La nueva promesa era pues embarcarse a la tierra prometida: América. En Nueva Islandia, cientos de migrantes islandeses se asentaron, para tratar de aprovechar las políticas que aperturaban la migración en varios puntos de la región. Los primeros inmigrantes islandeses escogieron dentro del territorio canadiense un lugar donde pudieran empezar su nueva vida, sin dejar de lado sus raíces islandesas. Nueva Islandia era un lugar que, por su geografía, compartía algunas características que les era familiar a los nuevos pobladores.
Sin embargo, la vida de Ólöf no sólo se veía limitada por la precaria situación económica. Ella además era una mujer enana. Para la época, su estatura estaba ligado a las pocas expectativas de vida, tanto por enfermedades y accidentes, pero especialmente por la discriminación y burlas que padecía. Pero Ólöf sabía que tenía que encontrar alguna forma de sobreponerse, por lo que no se conformó con lo que las expectativas podrían asumir de ella, ni por su estatura, ni por sus carencias económicas, ni por su nacionalidad
Comenzó trabajando en labores domésticas en Winnipeg, una vez que la vida en Nueva Islandia no le fuera fructífera. Pero, esto no le fue suficiente. Pronto descubriría la puerta hacia una nueva vida cuando se encuentra con un grupo circense. En aquella época, era común que hubiese espectáculos enfocados a "rarezas humanas", personas que tenían alguna característica que los apartaba del resto y, en ese sentido, Ólöf encontró un lugar en donde su estatura no era una limitación, era toda una forma de vida.
Dentro del circo, Ólöf contaba con lujo de detalle su vida y su relación ficticia con otro integrante del circo que también era de talla baja. Pero la vida circense no era tan llenadera para el ingenio de Ólöf, quien empezó a darse cuenta del poder que tenía: la habilidad para contar historias.
Tal vez una de las primeras lecciones que aprendemos a través de Ólöf es que, a veces las grandes historias, están sazonadas con detalles de la ficción. La gente se confundía, asumiendo que provenía de Groenlandia en lugar de Islandia. Entre el hastío, entre la broma y la ocurrencia, Ólöf comenzó a decir que era de hecho groenlandesa y, no sólo eso, además una esquimal (sé que se refiere a los inuit, pero considerando la historia de Ólöf, me parece que es el término adecuado, además de que es la aclaración que se hace en el libro). Ser un esquimal se volvería su trabajo de tiempo completo. Ólöf elucubró historias de su ficticio pueblo natal, desde inventos verosímiles hasta los que rayan en lo ridículo. Según ella, su talla se debía a que no le era permitido salir de su casa y tenía que estar quieta. Se dedicaban a la caza, les gustaba beber la sangre caliente de los animales, algunas de sus presas predilectas eran los osos polares, morsas, focas y ballenas, estas últimas, las cazaban tirando de cuerdas para sacar al animal, usando renos, el trineo de perros y todos los hombres de la comunidad. Los bebés nacían “blancos como un bebé americano” pero que, al no bañarse la grasa y la mugre la esparcían por lo que las mujeres “tenían largo cabello, teñido oscuro por el humo y la grasa”.
Ólöf sobre la apariencia y la limpieza: “Yo creo que sería bueno para algunas de las mujeres de este país, que fueran a Groenlandia, pues no tendrían que lavar, planchar, lavar los trastes o hacer de comer. Ni siquiera tienen que lavarse la cara o peinarse”
Pronto el rumor de Ólöf la esquimal se esparció, volviéndose un éxito rotundo entre las masas, que se amontonaban en los seminarios que la islandesa daba sobre la supuesta vida en Groenlandia, cómo fue que llegó a Islandia, su catecismo y el comienzo de su vida América. Las anécdotas de Ólöf llegaron a los oídos de Henry Lake Slayton, quién organizaba seminarios alrededor de Estados Unidos. Ólöf se volvería una sensación, incluso para los propios académicos, en una época en la que poco conocimiento se tenía de Groenlandia. Slayton la arropó, no sólo para promocionar sus seminarios, además la invitó a vivir con su familia. Con sus mentiras y su fabulosa imaginación, Ólöf se aseguró de una vida estable y digna por 30 años, hasta que Slayton falleció y quedó a expensas de la familia del empresario, que ahora estaba encabezada por su hijo Wendell Slayton. Para entonces, la familia se mudaría a St. Petersburg, Florida, Ólöf había dejado los seminarios y ayudaba a los Slayton a mantener sus nuevas propiedades, fungiendo como electricista. Wendell Slayton contrajo nupcias con una mujer de la alta sociedad, que sabía sobre la farsa de Ólöf (al parecer los Slayton sabían desde antes que Ólöf había inventado su pasado esquimal) y temía que su reputación se viese mermada por la posibilidad de que el público supiese del fraude de Ólöf.
Los últimos años de la vida de Ólöf los pasó en una casa para adultos mayores, donde falleció a los 78 años en 1935. No obstante, su secreto fue revelado por Vilhjálmur Stefánsson, explorador y etnólogo del Ártico, quien por muchos años calló que tenía conocimiento de las mentiras de Ólöf.
En aquella época, los charlatanes que se hacían pasar por personas de otros grupos o etnias, eran bastante comunes, pero la gran hazaña de Ólöf es que logró mantenerlo durante toda su vida, puesto que tuvo la astucia de investigar un poco sobre el tema y ser consistente en su historia. El diablo está en los detalles.
El libro, escrito por la antropóloga islandesa Inga Dóra Björnsdóttir, cierra con una anécdota sobre Sigurdur Nordal, profesor de la Universidad de Islandia, contó en su programa nacional la historia de Ólöf un año después de la independencia islandesa, para motivar a una nación que todavía se mostraba insegura del camino que debía que tomar sobre todo ante la influencia de la superpotencia estadounidense.
Björnsdóttir concluye: “Pero la historia de Ólöf demostró que no había nada qué temer. La pequeña nación enana siempre se mantendría firme contra la inmadura y mal informada población gigante al oeste del Atlántico”.
Lamentablemente este libro no está disponible en español, pero me parece que es una historia muy interesante, sobre todo para entender mejor lo islandés.
Fuente:
- Björnsdóttir, I. D. (2010). Ólöf the Eskimo Lady –– A Biography of an Icelandic Dwarf in America. The University of Michigan Press.