Para este punto, ya les he hablado de una bebida navideña y de la cultura del helado, continuemos sobre esa línea. Hoy que llegó Askasleikir o el “Chupa cuencos” o “Chupa platos” es hora de que hablemos de comida.
Laufabrauð es un tipo de pan típico de la época, tiene un sabor a buñuelo, con la diferencia de que no es tan dulce (al menos no los que he probado). Este postre, se confecciona tradicionalmente en el primer Adviento (el primer domingo de diciembre), y se supone, que te puede durar lo que resta de las festividades. Pero si viven con A. es probable que te dure una semana.
La historia del laufabrauð data desde el siglo XVIII, se piensa que se originó en los Fiordos occidentales al norte de la isla, a decir por las menciones más antiguas que se tienen registradas. En aquel entonces, las carencias eran tales que, productos como la harina (que eran de importación, por supuesto) representaban un lujo para la población. Por eso mismo, el ingenio de las amas de casa las llevó a estirar los recursos y hacer de lo escaso, un festín. Es, digamos, el símil de ponerle agua a los frijoles.
El pan es circular, con unas decoraciones triangulares, que le han dado también el nombre de “snowflake bread” o “pan (en forma) de copo de nieve”. Dicen que si puedes leer la Biblia o el periódico a través del pan, quiere decir que el laufabrauð es perfecto, pues es tan delgado como una hoja, y de ahí el nombre, literalmente “pan hoja”. Tradicionalmente, es una actividad familiar, en las que todos confeccionan y, si vives con A. devoran al instante que están listas.
Una controversia en particular (a este punto, creo que me he topado con muchas en el rubro gastronómico) es que hay quienes disfrutan su laufabrauð untándole mantequilla.