Tengo que confesar algo: me gusta Björk. Shhh,shhh, Sobre todo, la Björk joven. Shhh, shhh ¡que nadie me lea! porque es un secreto que debo guardarme. Shhhh, shhhh, sobre todo un secreto que he dejado fuera de mi Facebook. A casi nadie de los islandeses, al menos de los que he conocido (sé que no son muchísimas personas y que tendría que hacer una verdadera encuesta para comprobar lo siguiente), le gusta Björk.
Es mi secreto y me lo tengo que guardar.
Me gusta desde ya hace un tiempo, pero he de aceptar que es un gusto adquirido. Recuerdo verla en MTV, con su video de Army of Me, el cual me daba lo que los científicos llaman “cosa”. Aún así, seguía viendo el video. Había algo en la canción que me hacía terminar de verlo. Pero no podría decir que me gustara. Con el tiempo, y por estar viendo videos dirigidos por Sophie Muller, di de nuevo con Björk. Ya más grande y con otros gustos que van más allá de Ov7, Shakira y Chayanne, le agarré la onda.
He conocido poca gente que, abiertamente, les gusta Björk, y casi todos son igual que yo: medio snobs y consumidores de la cultura pop. Hubo una época en que la escuchaba en bucle infinito. Una y otra vez. He believes in a beauty. Las letras, junto con su extraña forma de pronunciar, es como música salida de otro mundo. Los sonidos, la voz agudísima, los instrumentos que ha creado, el vestido de Alexander McQueen del video Pagan Poetry, su rol en Dancer in the Dark. Todo, lo había leído y visto todo. Y lo curioso es que nada tenía que ver con que fuera islandesa.
Cuando conocí a mi esposo, una de las primeras cosas de la que hablamos fue de ella y lo mucho que él y su amigo (quien también es mi amigo) la detestaban. Poco a poco, desde que empezamos nuestra relación, he ido agregando a gente islandesa a mi cuenta de Facebook, quienes opinan igual sobre la cantante. Un día de esos en los que me da por cantar mis canciones a todo pulmón, estaba coreando It’s oh so quiet. Justo en el “Shhh shhh it's oh so still”, mi novio me interrumpe para corear “it's oh so weird”.
Un día, de esos en los que me da por cantar mis canciones a todo pulmón, estaba coreando el cover It’s oh so quiet, de la cantante. Justo en el “Shhh shhh it's oh so still”, mi novio me interrumpe para corear “it's oh so weird”.
Pareciera que esa es la tendencia nacional. Lo mismo pasa con Sigur Rós, grupo del cuál me enteré que a veces se les olvida las letras de sus canciones y dicen cualquier cosa… al final ¿quién les va a entender? Es peculiar el amor-odio que le tienen a sus celebridades.Tiene sentido. La fama y la fortuna no es mucho de su interés, al menos no lo manifiestan así. No ven a las celebridades como "dioses" y tal vez sea eso lo que explique porqué traten de apagar la luz de su más grande estrella.
Pero pasa que también les gusta decir una cosa y hacer otra. Algo similar a lo de las casas de los trolls, de las que no diré más, por respeto a lo que la tradición manda. Es decir, el odio es de dientes para fuera, porque en realidad, se regocijan por cada mención de su país. Cada que alguien es reconocido internacionalmente, la gente se alegra. Y supongo que Björk es un tesoro odiado, porque la quieren, pero la tienen que odiar, pues es una más de las 338,349 personas que viven en Islandia, y nadie, NADIE, está por encima de los demás.
Es más, si no me creen, chequen este video en el que ella aparece en un programa islandés y uno de los personajes tiene esta actitud hostil demeritando el talento de la cantante, pero cuando la cantante aparece, bueno… pues no puede ocultar su emoción. El video está con subtítulos en inglés, lamento no tener evidencias en castellano.