Este texto lo publiqué originalmente en mi blog pasado y fue modificado parcialmente para este sitio. La anécdota fue escrita cuando vivía en Suecia en enero del 2017. Me gusta la historia y los helados…así que, una disculpita.
Las últimas semanas han sido bastante frías. Hemos estado a 4ºC, y los días horribles que estuvimos a unos -15ºC. Es muy difícil salir a la calle cuando hace frío y realizar las actividades del día a día ¡No señor! lo único que debería estar permitido en estas condiciones es hibernar, tal y como lo hace un oso.
Dicho sea lo anterior, uno necesita comida. De hecho, eso es todo lo que necesitas.
Pero entre comida y comida, uno quiere consentirse, especialmente cuando se trata de los antojos. Ahora bien, el tener el apetito de algo en especial y salir al frío, se convierte en una especie de tarea tipo la película de El Renacido. Aún así fuimos, en un día de -5 º C aproximadamente, hacia el exterior, hacia la búsqueda de satisfacer nuestros antojos de helado islandés. Sólo con un pequeño inconveniente. En Suecia no venden este tipo de cosas.
Voy a desviarme un poco de esta historia para hablar sobre una cosa que me resulta fascinante: la cultura de comer helado en Islandia.
En primer lugar, en mi experiencia en estos países nórdicos, una de las cosas que más me han llamado la atención, es lo que está relacionado con los antojos y las botanas. Hay una gran variedad de dulces, caramelos, papas y otros bocadillos que pueden satisfacer a (casi) cualquier estómago. Pero, lo que quisiera destacar es que los dulces no son exclusivos para los niños, pues también son un deleite para los adultos. Pese a que en México no es raro ver a adultos comprando en tiendas de dulces (del tipo de Chilim Balam), la mayor parte del tiempo van acompañados de un niño y puede que sea la razón del porqué me parece bastante peculiar.
Sin embargo, además de los dulces, a los islandeses les encanta el helado , el cual es una actividad bastante seria. He probado de distintas variedades y cada una de ellas es deliciosa. No es nada raro ver una larga fila de personas, a la espera de un suculento cono de helado de sabor Daim (en este momento se me antoja ese sabor, pero estoy segura de que la gente compra de muchos otros sabores). Y, por supuesto, el clima no es un inconveniente.
No es nada raro ver una larga fila de personas, a la espera de un suculento cono de helado de sabor Daim (en este momento se me antoja ese sabor, pero estoy segura de que la gente compra de muchos otros sabores). Y, por supuesto, el clima no es un inconveniente.
De hecho, la primera vez que probé un helado islandés, fue en enero del 2014, en en una bonita tienda llamada Valdís. Había viento y hacía mucho frío, además del resbaladizo hielo que se forma sobre la nieve vieja en el suelo de muchas partes de Reykjavík. Pero teníamos nuestros conos y el calentador del coche, no nos podíamos quejar. El verano en Islandia no es igual a lo que en México llamamos verano, pero como hay sol, uno toma lo que la vida le ofrece. Y el verano tiene el clima idóneo para comer helado. Fue entonces, en el verano del 2015, cuando probé el Bragðarefur. Este es un postre de helado batido, como un McFlurry, pero de mejor sabor, debo aclarar. Eliges entre diferentes dulces, frutas y coberturas. Y luego, lo muelen con el helado. Como soy un “animal de hábitos”, la mayoría de las veces, elijo algo con chocolate (probablemente Noa Kropp, o bolitas de chocolate), regaliz negro y alguna fruta, como las fresas. Si se me antoja algo más “exótico”, lo pido con más chocolate.
Durante los últimos meses, he estado anhelando un buen vaso de Bragðarefur. Volviendo a nuestra fascinante historia del día, salimos en nuestro tour de force para satisfacer nuestros antojos. Llegamos a una Pressbyrån (una tienda sueca, al estilo del 7-Eleven o del Oxxo) y compramos dos Magnum. Sé que venden mejores helados en los supermercados más grandes, pero ya era tarde y ya habían cerrado. El chico de la tienda nos vio y exclamó “Fy Fan! Värför köper du glass?!” (¡Chingado o Joder, no sé, inserte su grosería predilecta, ¿Por qué están comprando helado ?!). Me di cuenta de que, en realidad, yo también solía pensar que era raro comer helado en este clima (aunque, si sabemos algunas cosas básicas de física, podemos entender por qué no es tan descabellado).