El festín de Þorrablót

Imagen en Thorrablot.is

Desafortunadamente (aunque muchos dirán que es bastante afortunado) en estas fechas continuamos en nuestra prolongada visita a tierras mexicanas. Pero el show debe continuar, así que, pese a la distancia es turno de contarles sobre más celebraciones islandesas.

Ya hablábamos de el día del esposo o bóndadagur es hora de hablar del famoso Þorrablót. De cierta forma podríamos traducirlo como “el día de los sacrificios en el mes de Þorri”. Se preguntarán “¡Qué! ¿Sacrificios?” Lo sé. Un poco fuerte la traducción, sólo basta con recordar que esto está basado en las tradiciones antiguas de las que no estamos seguros qué sucedía, pero sí que se reunían a comer y a disfrutar de la poesía. Y quizás sí es lo que pensamos, ni modo, eran otros tiempos.

De acuerdo con el antiguo calendario islandés, el mes de Þorri corresponde en nuestras fechas de la mitad de enero a la mitad de febrero. Según las sagas, Þorri ( o Thorri) fue un rey noruego, que podría ser la personificación de las heladas del invierno. Hay una segunda hipótesis, la cual liga el Þorrablót a un sacrificio para el dios Þór, y que Þorri sería un diminutivo del famoso dios nórdico. No obstante, esta teoría es puesta en duda, dado a que Þorri era bastante conocido (y venerado) en Islandia.

Este gran festín con el que se acompaña el día del esposo, o mejor dicho, el día del granjero, marcaba también la mitad del invierno. Tomando en cuenta lo anterior, se especula que la celebración pagana de Navidad, sería por estas fechas, por lo que yo supongo (que quede claro que esto es especulación mía) que este festín podría estar ligado con la cena de Navidad. Según datos del internet, en el siglo X el rey Haakon “el bueno” lo cambiaría para las fechas que hoy en día conocemos.

Con la llegada del cristianismo a Islandia, el Þorrablót fue desapareciendo… hasta el siglo XIX, con el nacionalismo romántico (del que hemos mencionado en repetidas ocasiones). Se cuenta que la primera celebración registrada fue en Copenhague, por unos estudiantes en 1873, por el reconocimiento de Islandia como un reino unido a Dinamarca. Es entonces que se celebra brindando en honor a Þór (que no a Þorri). Alrededor de los años cincuenta, se le añade el ingrediente principal, ya que un restaurante tuvo a bien (?) en copiarle la tarea al Museo Nacional de Islandia por unos platillos expuestos ahí. Todo esto porque resulta que la urbanización de Reikiavik y la migración de las personas de zonas rurales a la capital, provocó una nostalgia por la vida que muchos habían dejado atrás.

Y pues los platillos son tan … interesantes por decir lo menos: tiburón fermentado, testículos de carnero, cabeza de oveja, morcilla, cordero ahumado, salchicha de hígado. Y para el empacho: Brennivín, la bebida alcohólica nacional.

En fin, como podrán entender, no lamento mucho perderme este año de estas delicias culinarias. Ya será en otra ocasión.

Y ustedes, ¿se atreverían a tanto?

Referencias en el texto

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